En el proyecto Make Up he querido fusionar la pintura, el dibujo y el collage con las artes gráficas, utilizar un soporte que me brinde el primer impulso, para continuar con la línea con el color y me permita que los elementos que incorporo se acepten, se reconozcan, se abracen y se enlacen en una danza maravillosa y desconocida.
Pensar en Migración, exilio y desarraigo, es reflexionar en cómo ha cambiado la forma de comunicarnos con nuestros seres queridos y amigos. La carta de papel y el sobre que lo encierra son elementos que van desapareciendo. El correo postal no sólo transportaba un mensaje desde un lugar lejano sino que llevaba consigo un momento mágico, el hecho de recibir una carta, la espera, la impaciencia por rasgar el sobre y leer su contenido, la nostalgia por esos elementos que venían de un lugar en el cual nosotros ya no estábamos.
En un viejo almacén del centro de una ciudad sudamericana encontré detrás de una vitrina polvorienta una colección de muñecas chinas, de plástico, de edición desaparecida. Me acompañaron durante mucho tiempo por los diferentes talleres en los que he trabajado, hasta que un día, mientras leía el periódico sorprendida por una noticia de violencia femenina, ellas me miraron, cerraron y abrieron sus ojitos azules y entonces yo supe que este guiño era el nacimiento del proyecto Chic Dolls.
Estas hormas eran las hormas de Juan el zapatero de Puembo. Un día, cerró su taller, vendió todas sus hormas y se fue a trabajar a España. Yo las recogí, las limpié, las consolé (lloraban mucho), tenían frío y las vestí y mientras las vestía me contaban sus propias historias. Me contaban del exilio de Rosa, la lavandera, de Pedro el carpintero y de Lola, la enfermera que nunca más volvió…
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